Con la Restauración monárquica en 1875 se inició un programa de embellecimiento de las ciudades para exaltar el nuevo régimen, donde se perpetuaba la memoria de los llamados héroes del siglo, personajes que destacaron en diferentes campos de la vida pública.
Este espacio de doble altura se asemeja al estudio de Benlliure donde albergaba gran cantidad de obra, bien colgada en las paredes de considerable altura o en peanas, mientras trabajaba con otras. Los monumentos conmemorativos principalmente, por su gran formato, necesitaban mucho espacio, de ahí las grandes dimensiones del estudio del artista.