Finales de los 90 hasta hoy

Nuevos descubrimientos

La trama urbana de Crevillent revela que se trata de una fundación islámica, aunque existen restos ibéricos descontextualizados.

Se conoce la existencia de un recinto fortificado o castrum según las fuentes cristianas, el cual se localizaba sobre una pequeña elevación en lo que hoy es el cine Iris y cuya calle posterior (C/ Vall) tiene su origen en el foso del castillo citado en las fuentes escritas.

La construcción fue totalmente desmantelada entre los años 1925-26, pero las excavaciones de 2011 con ocasión de la construcción del edificio del Archivo Municipal nos permitieron documentar parte de la muralla y unos niveles datados entre finales del siglo XIII y primera mitad del siglo XIV. A su lado se encontraba el núcleo urbano propiamente dicho, cuyo perímetro ha venido estimándose para mediados del siglo XVI en torno a las actuales calles de Estanco, S. Alberto, Rincón Villa y Plaza Iglesia Vieja.

De entre las excavaciones que se llevaron a cabo, destaca la de C/ Peine nº 6-10, donde se documentó un vertedero de Época Almohade de finales del siglo XII y primera mitad del siglo XIII que contenía un importante conjunto cerámico (fragmentos de ataifores, jarritas, jarras, tinajas, alcadafes, morteros, candiles, marmitas y cazuelas), el cual es cortado por un muro perteneciente a una vivienda  y cubierto por materiales datados entre la segunda mitad del siglo XIV y el siglo XV (escudillas, platos, candiles y jarras de loza azul de Paterna).

En la de C/ Villa nº 34 se documentaron dos viviendas almohades, que formarían parte de la zona perimetral de la medina islámica por el Sureste, construidas con muros de tapial, habitaciones rectangulares y distribuidas en torno a un patio central, el cual da acceso a una zona abierta y a pequeños cobertizos de uso agrícola, situando el momento de abandono en torno al siglo XIV. Posteriormente en C/ villa 29 se documentó unas fosas que acumularon restos de fauna, cerámicas fragmentadas datadas entre los siglos XI y XII. 

Ello indica que, con anterioridad a la creación de la medina en época almohade, este espacio ya se habría ocupado con algunas construcciones menores durante los primeros reinos de taifas, constituyendo el germen de lo que luego se convertiría en el núcleo urbano islámico asociado al castillo.

Bajo todo esto se documentó y se han recuperado algunos fragmentos cerámicos pertenecientes a ánforas de época ibérica, del siglo IV a.C., hecho que se viene repitiendo en casi todos los solares de la Vila Vella en los que se han realizados excavaciones arqueológicas, lo que sin duda indica que este mismo espacio, incluido el cerro sobre el que se levantaba el castillo, estuvo también habitado hace más de 2000 años.

El barrio de la Vila Vella es un entorno que estuvo ocupado de forma casi continuada desde época ibérica hasta nuestros días, manteniendo actualmente la trama urbana de época islámica que se originó con el establecimiento de la medina.

Dentro del mismo casco urbano dos excavaciones de urgencia nos proporcionaron abundante información sobre el cementerio mudéjar, conocido como del Raval, con un total de 81 sepulturas que se pueden fechar entre finales del siglo XIV y principios del XVI.

En la zona de la Rambleta (zona sur de la población) se documentaron restos ibéricos y de época romana, estos últimos datados entre los siglos I y III d.C. Además, se encontraron algunos fragmentos de cerámica común tardorromana modelada a mano y fragmentos decorados con manganeso cuya cronología se situó entre los siglos VI y IX. En otra intervención salió a la luz una alquería islámica almohade de los siglos XII-XIII. En la zona del polígono I-4 destacó la excavación de “Grupintex” donde se documentó una cabaña de dimensiones considerables 7’60 x 4’62 m y profundidad máxima 1’16 m con una forma y fondo irregular, con cerámicas del Bronce Tardío e inicios del Bronce Final (1300-1000 a.C.), que siendo ligeramente anteriores a la Peña Negra en cualquier caso permiten conectar culturalmente el Bronce Pleno con el Bronce Final.

Los restos materiales encontrados fueron numerosos y variados, destacando la pieza mejor conservada, con impresión seriada horizontal y otras decoraciones incisas con motivos geométricos. También destaca un percutor de diabasa y un elevado número de fragmentos de barro con improntas de ramajes y cañas. Sin duda, se utilizaron para levantar las paredes de la cabaña enluciéndolas con barro.

Con motivo de las obras de “Dragados” ramales de la autovía, se realizaron una serie de prospecciones e intervenciones arqueológicas que dieron como resultado la constatación de la existencia de restos diversos de varias culturas materiales desde época prehistórica hasta contemporánea, pasando por algunos restos de la Edad del Bronce, ibéricos y de época moderna. Resultan particularmente interesantes los restos del Bronce Final de una adscripción cultural muy similar a Penya Negra, donde se pudo documentar una estructura de combustión asociada a actividades de un grupo indeterminado que habitaría por la zona, seguramente en un modo de vida seminómada.

Las excavaciones en el Camí de Catral llevadas a cabo en lo que hoy es el “centro de discapacitados” sacaron a la luz una enorme cantidad de restos de materiales cerámicos de época ibérica y romana, destacando un torcularium de época altoimperial.

Es también de sumo interés, la excavación de salvamento en el lugar conocido como El Alterón, donde se documentaron una serie de fosas con materiales de finales del V milenio e inicios del IV milenio a.C, así como un brasero móvil, muestra de una actividades económicas practicadas por grupos que habitaban en el entorno del humedal del Hondo y que suponen los primeros restos neolíticos de Crevillent.